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Lawrence of Arabia (1962)


Director: David Lean
Duración: 227 minutos
País: Reino Unido
Reparto: Peter O'Toole, Alec Guinness, Anthony Quinn, Jack Hawkins, Omar Sharif, José Ferrer, Anthony Quayle, Claude Rains, Arthur Kennedy, Donald Wolfit, I.S. Johar, Gamil Ratib, Michel Ray, John Dimech, Zia Mohyeddin, entre otros.
" El director David Lean prosigue la odisea histórica de la vida real de T.E. Lawrence en este dramático retrato de afamado oficial británico en su vieja por el Medio Oriente. Asignado en Arabia durante la Primera Guerra Mundial, Lawrence valientemente une facciones Árabes en una fuerte guerrilla y los liderea a grandes victorias en campos de batalla desérticos, donde eventualmente vencen al reinante Imperio Turco."
Es prácticamente imposible describir las sensaciones que causa ver esta película. Es uno de esos filmes que si te atrapa, te hipnotiza y te lleva por donde quiere sin que puedas resistirte a ello.
No es fácil enfrentarse por primera vez a esta magna obra de David Lean; sólo contemplar la duración cercana a las cuatro horas, acongoja al más predispuesto. Pero una vez dentro de ella, no se puede salir.
Desde la secuencia inicial, con la muerte del protagonista (se podría manifestar que la película entera es un gigantesco flashback), hasta el final, todo destila épica, grandiosidad y a la vez intimidad. No sólo es un lienzo de unos hechos históricos, sino que es el viaje del alma de T. E. Lawrence.
Las actuaciones están a un nivel pocas veces visto, porque no es fácil que una película con un reparto tan coral y heterogénero acabe resultando en un todo sin fisuras, y cada personaje es capaz de dominar el plano, sea cual sea su cuota de aparición en pantalla.
Como ejemplo, basta contemplar el trabajo de Ferrer como el Bey Turco. Y es que, lo único que diferencia a los protagonistas de los secundarios es el número de minutos que aparecen. Sería temerario considerar "secundario" a un Alec Guiness que transmite un señorío y una majestuosidad sólo con salir en plano; a un Anthony Quinn que destila garra y fuerza, además de ser responsable de la mayoría de momentos divertidos de la película a base de encarnizados e ingeniosos enfrentamientos dialécticos; a un Omar Sharif descomunal, con una mirada tan intensa que podría derretir la arena del desierto, o a un Peter O'Toole que se funde con su personaje de forma que es imposible saber hasta dónde llega la interpretación y comienza la transformación.
A pesar de esto, el auténtico protagonista de la función es el desierto. Dudo que se pueda transmitir su inmensidad, su grandiosidad y su dureza de forma más nítida que en esta cinta. Su presentación no puede ser más impactante, con el corte brusco que nos transporta desde la actitud de Lawrence al abrasador sol y las infinitas dunas de Arabia.
El desierto está omnipresente en cada plano, de día, de noche, en los momentos de gloria y en los de decaimiento; en la exaltación de Lawrence y en sus humillaciones. Además, le permite a Lean deleitarnos con secuencias tan gloriosas como la aparición de Omar Sharif confundiéndose en la lejanía con un espejismo, o la carga sobre Aqaba.
Si hubiese que encontrar algún fallo, sería lo difuso que resulta el personaje de Lawrence. Poco sabemos de sus motivaciones, y de por qué se comporta de la manera en que lo hace. Porque lo que menos me gusta de la película es la continua exaltación del personaje, hasta parecer un príncipe o peor aún un Mesías, un verdadero Moisés como él mismo se compara en la película.
Es una especie de Jesucristo que también sufre su tortura, medita en el desierto, tiene sus apóstoles, sufre la tentación del mal, el libre albedrío contra el "nada está escrito". Todo tiene un marcado carácter bíblico y de exaltación religiosa.
Una obra maestra sin desperdicio. Cine con mayúsculas.

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