
Director: Howard Hawks
Duración: 92 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Cary Grant, Rosalind Russell, Ralph Bellamy, Gene Lockhart, Porter Hall, Ernest Truex, Cliff Edwards, Clarence Kolb, Roscoe Karns, Frank Jenks, Regis Toomey, Abner Biberman, Frank Orth, John Qualen, Helen Mack, entre otros.
" Cuando la mejor reportera del Morning Post, Hildy Johnson, anuncia que va a dejar el periodismo para dedicarse a las labores del hogar junto a su engreído prometido, Walter Burns, editor del periódico y ex marido de Hildy, utiliza todos los medios a su alcance para retenerla en el periódico y de paso, para volver a conquistar su corazón."
Uno de los clichés más actuales en la búsqueda de respuestas a la degradación moral de nuestra sociedad se basa en la supuestamente novedosa bajeza ética de los medios de comunicación. Parece ser que la manipulación, la mentira y el sensacionalismo son un invento actual y que, como pasa cuando se habla alegramente de cine, cualquier tiempo pasado fue mejor.
Precisamente, como si fuera un desmentido del pasado, se nos presenta esta película, una alegoría contra el cinismo periodístico, envuelto en el disfraz de inocente comedia y que viene a demostrar en donde se originaron los problemas con los que convivimos actualmente.
La cinta narra la relación amor/odio entre una periodista y su antiguo jefe y ex marido. Sin embargo cuando ella le dice que se va a casar con otro, él pretende por todos los medios hacer que se arrepienta, convencerla de que lo suyo es el periodismo y no la vida tranquila en el campo. Esta es la parte romántica de la trama.
Y la otra parte menos novelera es en la que él usa un anzuelo para intentar recuperarla, es ahi en donde nos hallamos frente a la crítica periodística, donde Hildy tiene mayor peso. Aquí vemos sátiras del mundo de los periodistas y de la corrupción política, con personajes estupendos como el del alcalde, que aunque aparezca poco tiene un papel claro y contundente que se refleja en la cuestión de que es capaz de lo que sea con tal de recibir votos.
El resto de periodista aparecen mucho más deshumanizados . Llevan tanto en el mundo que ya todo les da más o menos igual, sin ningun tipo de ética profesional. En un momento está ocurriendo el hecho y mientras lo ves todo, cada uno llama a su periódico para informar, dando su versión de la noticia.
Puede que sea sólo porque proviene de una obra de teatro y las exigencias representativas producían que el decorado final fuera reducido, no obstante más que un defecto esto último se convierte en un acierto para la cinta, ya que llevar a cabo todo el desarrollo de la historia en un mismo escenario da lugar a situaciones únicas que sólo podrían desplegarse de esa forma.
Es evidente que la renombrada obra original es la base de un guión de Ben Hecht que literalmente no deja tiempo para reaccionar, con unos diálogos rapidísimos, enormemente divertidos y cargados de provocación, sin tiempos muertos que interfieran en la historia ni en el retrato de los personajes.
También hay que reconocer que este impresionante guión no habría servido de nada sin unos actores a la altura de la situación. Sobra decir que Cary Grant y Rosalind Russell están soberbios, llenos de desparpajo y vida, con una compenetración absoluta que contribuye notablemente al frenético ritmo del filme.
Una pequeña joya que hay que ver aunque sea sólo por ver un pedacito de la Historia del Cine.
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