
Director: Alfred Hitchcock
Duración: 130 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Laurence Olivier, Joan Fontaine, George Sanders, Judith Anderson, Nigel Bruce, Reginald Denny, C. Aubrey Smith, Gladys Cooper, Florence Bates, Melville Cooper, Leo G. Carroll, Leonard Carey, Lumsden Hare, Edward Fielding, Forrester Harvey, entre otros.
" Al poco tiempo de perder a su esposa Rebeca, el aristócrata 'Maxim' de Winter conoce en Montecarlo a una joven humilde, dama de compañía de una señora americana. Poco después, De Winter y la joven se casan, y ambos van a la mansión inglesa de Manderley, residencia habitual de De Winter. Pronto la señora Winter se da cuenta de que no puede borrar en su marido el recuerdo de su difunta esposa. "
La película tiene un buen título, aunque alude a un personaje que ni siquiera sale en pantalla. Igualmente podría haberse llamado Manderley, la mansión donde transcurre gran parte de la historia.
Pueden distinguirse tres partes en esta película, en la que según el propio Hitchcock es la única de sus cintas que carece de sentido del humor.
La primera parte es excelente. Cuenta el proceso de enamoramiento entre el aristócrata De Winter y una dama de compañía de una señora de alta alcurnia de apellido Van Hopper. Transcurre en Montecarlo. El tono es desenfadado.
La segunda parte es la mejor de la película. El matrimonio se instala en Manderley y aquí a la joven le persigue el recuerdo de Rebeca, muerta en extrañas circunstancias. De ello se encarga la ama de llaves, que adoraba a la señora De Winter anterior. El tono es más dramático y está llena de sobresaltos y sorpresas.
La tercera parte, cuando se revela todo el misterio, es la más floja y convencional.
Las interpretaciones son excelentes: Joan Fontaine, asustada por todo, desconcertada, mostrando los diferentes matices de su enamoramiento y Judith Anderson, segura, perversa, destacan entre los demás.
Hitchcock es bastante fiel a la novela de Du Maurier, en la que se basa, aunque se permite ciertas licencias. El resultado es una obra maestra y una de sus mejores películas, aunque es cierto que no hay notas de humor.
En definitiva, el estilo de Hitchcock aquí señala la historia de Hollywood, una cinta que debe ser admirada y considerada como obra maestra del suspenso más romántico, de la reflexión más perversa, del ocultamiento de la verdad más hipócrita.
Es imprescindible ver esta cinta de la abundante filmografía del director británico.
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